La Nit de les Fogueretes va indisociablemente ligada a los elementos de fuego, y por ello hay que preparar previamente tanto las fallas como los farolillos.
Tradicionalmente en cada casa se elaboraban los farolillos que se iban a utilizar en la romería, bien hechos de calabaza, melón o sandía de tamaño pequeño, colgados de una caña. Con cualquiera de los tres se hacía el mismo procedimiento para crear el farolillo. Se le quitaba la pulpa interior y una vez vacío, se hacían agujeros en la piel, a modo de ventanas. De esta forma, al colocar en el interior un cirio, salía la luz a través de estas pequeñas aperturas de formas diversas.
Hoy en día las curcubitáceas han sido sustituidas principalmente por farolillos de cartón y papel, aunque algún melón se ve todavía cada año en la romería. Muchos vecinos optan por adquirir el farolillo en la ferretería local, si bien desde el ayuntamiento se promueven a finales de agosto varios talleres, para que niñas y niños de edades correspondientes a primaria puedan elaborar su propio farolillo.
En cuanto al uso de las fallas o antorchas hechas de esportines (discos de esparto utilizados para prensar las olivas) se está revitalizando en los últimos años, después de un periodo de decaimiento debido a dos factores: la eliminación de los esportines de esparto en las almazaras, puesto que ahora se emplean de fibra de cocotero, y la restricción de subir con las fallas por el camino de la ermita, por la prevención de incendios. El proceso de confeccionar la falla a partir del esportín es sencillo y con elementos tradicionalmente baratos y accesibles cómo son el cordel de pita y de esparto y una aguja saquera. Para incentivar la recuperación de hacer rodar las fallas la Nit de les Fogueretes el ayuntamiento se encarga de buscar esportines, untarlos en aceite y durante el verano promueve varios talleres de confección de fallas.